viernes, 23 de julio de 2021



LA INMACULADA DE LA PARROQUIA DE BONARES,DE ALONSO CANO


                                                                                               4 DE DICIEMBRE DE 1954

                            


Pocos datos históricos podemos aportar acerca de la artistica y valiosa imagen de la Inmaculada Concepción que se venera en la iglesia parroquial de dicho pueblo.



Esta buena escultura que data del siglo XVII y que mide 70 cmts.de altura,siempre se le ha atribuido al insigne Martinez Montañés pero posteriormente se afirma que es obra sublime del gran escultor Alonso Cano,como así lo ha testimoniado el distinguido vice-rector de la Universidad Hispalense señor Hernandez Diaz,persona de gran competencia en materias de arte.



Hace 5 años dicha bella escultura fué restaurada por el notable escultor sevillano Carlos Bravo Nogales.



Se venera sin altar,colocada en el sagrario de dicho templo junto a dicho tabernáculo sobre una mesa adornada de luces y flores



Es titular de la Asociación de Hijas de Maria de dicha parroquia,cuyo organismo le dedica solemnes cultos todos los años,celebrando a su terminación piadosa procesión que recorre las calles de la localidad en triunfal desfile.Además,todas las semanas se le dedica también el piadoso ejercicio de la "sabatina"que cada vez adquiere mayor fervor y concurrencia de asociadas.



Milagrosamente fué librada de las turbas rojas que asaltaron el templo y quemaron todas las imágenes.



El pueblo católico de Bonares se enorgullece de que su virgen Inmaculada pasee triunfal las calles en tan magna procesión mariana.



                                           La Inmaculada Concepción de la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Bonares






Es obra de la primera mitad del siglo XVII. Se trata de una escultura en madera policromada (68 cm de alto,sobre peana de 18 de cm de alto). María se alza sobre tres querubines y la media luna en cuarto creciente. Luce manto azul terciado, que deja ver la túnica color jacinto en el hombro y brazo derecho. Las manos, juntas en oración a la altura del pecho, se desvían ligeramente del eje central. La cabeza, realzada por su distinguido cuello, se inclina levemente hacia el lado contrario. Tan bella composición, de claro sentido ascendente, responde al modelo fijado por Juan Martínez Montañés, tantas veces repetido por sus discípulos y seguidores.Desde el punto de vista morfológico se vincula con la desaparecida efigie de la Purísima del templo sevillano de San Román.




De hecho, la enorme pericia del escultor, que infunde vida y emoción al simulacro, ha motivado su atribución al círculo de Alonso Cano.54 En 1951 fue restaurada por Carlos Bravo Nogales, quien obtuvo un vaciado de la pieza con el que se han realizado numerosas reproducciones.